Zach Lipovsky y Adam B. Stein
Canadá, 2018
Un padre mantiene a su hija de unos siete años escondida en casa con las ventanas tapadas y en permanente vigilancia. El exterior es hostil. No pueden salir porque son perseguidos y aniquilados.
Esta situación de intriga se extiende, quizá, más de lo conveniente. Luego sabemos que la madre ha supuestamente muerto y que el abuelo (Bruce Dern) los ronda con fines imprecisos.
Todos ellos son "mutantes" que han desarrollado capacidades extra humanas que se consideran peligrosas para el resto de mortales, por lo que son usados como sujetos de experimentación y/o eliminados.
Todo esto que está planteado de forma algo distinta, en principio, realista, que no es más que darle una vuelta más al tema fantástico de los superhéroes. Es decir: gente con poderes especiales que pueden tener un buen o mal uso.
Como película, al principio mantiene cierto suspense, pero acaba siendo lenta y en conjunto poco estimulante.
Desde el punto de vista de la ciencia ficción hay que distinguir que es posible en el futuro y después de muchos años y etapas evolutivas, que los seres vivos sufran alteraciones físicas importantes, aumento de capacidades. También puede darse ocasionalmente seres individuales dotados de alguna característica singular, alguna mutación. Que puede ser buena o mala para ellos o convertirlos en monstruos de feria. Aunque por lo general son estériles.
Ahora bien, las posibilidades imposibles se dan en lo que llamamos género fantástico de superhéroes, donde algunos de esos seres están dotados de facultades míticas ficticias. Por ejemplo: no se puede volar a menos que tengas algún sistema de propulsión interno (¿?) o externo, o te crezcan alas.
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